Historia del Instituto de CÁlculo
El Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (IC) abrió sus puertas el 15 de mayo de 1961. Su fundación fue una de las acciones de mayor impacto entre las creaciones llevadas a cabo por Rolando García y Manuel Sadosky, por entonces decano y vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. El IC no sólo albergó a numerosos grupos de investigación que pronto alcanzaron prestigio internacional, sino que además ofrecieron un valioso servicio a la sociedad y abrieron el primer surco por donde desarrollarían su camino las ciencias de la computación en América Latina. Se gestionaron los fondos para comprar una computadora Mercury desarrollada por la empresa británica Ferranti, una gigantesca colección de módulos que contenían más de cinco mil válvulas. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) aportó la suma de 152.099 libras esterlinas para su compra, si bien muchos de sus miembros, como el propio presidente, Bernando Houssay, no percibían entonces la importancia que tendría la computación en todas las esferas de la vida.
En el IC se planeó “organizar un servicio nacional de cálculo para facilitar el uso de la computadora por todos los centros científicos y técnicos del país”. Desde su inauguración, el instituto comenzó a ofrecer un servicio de cómputo único en el país. Centros de investigación de toda la región, organismos estatales, empresas públicas y privadas hicieron uso de la computadora que comenzó a ser conocida con el nombre de Clementina. La demanda fue de tal intensidad que, para optimizar su uso, el IC organizó cursos de AUTOCODE por todo el país a cargo Ernesto García Camarero, matemático español que se sumó al equipo del IC. Mientras esta tarea de indiscutible valor popularizaba la existencia del Instituto de Cálculo, se pusieron en marcha grupos de investigación entre los cuales se destacaban el de mecánica celeste dirigido por Pedro Zadunaisky, estadística (Sigfrido Mazza), economía matemática (Oscar Varsavsky) e investigación operativa (Julián Aráoz). Consciente del desarrollo que se avecinaba, Manuel Sadosky impulsó la creación de la Carrera de Computador Científico, que durante muchos años fue en nuestro país la única instancia de formación de especialistas en computación. Los intereses académicos de Sadosky estaban reflejados en el plan de estudios, claramente orientado en dirección del cálculo numérico y las aplicaciones científicas de la computación. |